Introducción


En un Pueblo de Siberia, llamado Pokrovskoye, nace un niño llamado Grigori Yefímovich Rasputín, el cual todo el mundo creía, tendría un futuro muy turbio.
Nunca fue un joven normal, siempre se destacó por ser alguien misterioso y con muchos problemas conductuales, siempre relacionado con el sexo y la iglesia de forma paralela, pero un día cuando tenía tan solo dieciocho años, ingresó al monasterio de Verkhoturye, donde cambió radicalmente su vida, aunque nunca lo más malo que lo caracterizaba, La Promiscuidad.

Su vida completa siempre fue un caos, pero no muchas personas saben todo lo que logró hacer o como logró influir en la Dinastía Romanov en las décadas pre-primera Guerra Mundial.

A continuación daremos a conocer la verdadera historia de Rusia, su revolución y el desastre de la primera Guerra Mundial.

Gregori Rasputin


Biografía

Nació en la región de Tobolsk (la actual Tyumen Oblast) en un pequeño pueblo llamado Pokrovskoye, cerca del río Tura el día 22 de enero de 1869. Creció de forma salvaje en los campos de Siberia. No tuvo ninguna formación académica y desde muy joven se dedicó al oficio de cuatrero, es decir, a ladrón de ganado. Llevaba en su juventud la vida típica de un campesino siberiano, hasta que sufrió su conversión. Era un hombre muy alto de estatura, de hábil y elocuente poder oratorio, personalidad abrumadora, de aspecto un tanto tosco, grosero a veces, violento, tenía una mirada muy penetrante y era poseedor de un carisma profundo. Amaba y odiaba efusivamente. Era un actor soberbio y convincente, se sabía poseedor de estas habilidades y las usó inteligentemente en su provecho.

Cuando tenía alrededor de 18 años se marchó a meditar al monasterio de Verkhoturye, aunque también es posible que fuera enviado allí como pena por robar. Su experiencia durante los 3 escasos meses que permaneció en el recinto claustral, le llevaron a convertirse en un místico. Ingresó poco después en una secta cristiana condenada por la iglesia ortodoxa conocida como khlysty (flagelantes).

Los khlysty creían que para llegar a la fe verdadera hacía falta el dolor. En las reuniones de esta secta, las fiestas y orgías eran constantes y Grigori se convirtió en un acérrimo integrante. El ingreso en esta congregación marcó al profeta siberiano de por vida, y explica la notoria vida sexual que tuvo en años posteriores y que acabó ennegreciendo su reputación de hombre santo. En su época había rumores de que era una persona licenciosa y de que se le había visto numerosas veces borracho y en compañía de prostitutas. Sus relaciones con sus discípulos, sus visitas de alcoba, en su mayoría mujeres de la alta sociedad rusa, también eran polémicas. Una de sus máximas era:"Se deben cometer los pecados más atroces, porque Dios sentirá un mayor agrado al perdonar a los grandes pecadores". Sin embargo los historiadores no han encontrado pruebas concluyentes que afirmen esta vida licenciosa. Tras abandonar la secta conoció a un iluminado llamado Makariy, el cual ejerció una enorme influencia sobre Rasputín.

En el año 1889 a los diecinueve años se casó con Praskovia Fyodorovna Dubrovina con la que tuvo tres hijos: Dmitri, Varvara, y María. Se sabe que engendró más vástagos con otras mujeres. En 1901 Se marchó de su región natal y se hizo peregrino. Estuvo dos años viajando por tierras eslavas, Grecia y Tierra Santa. Aprendió mucho de historia, esoterismo, teosofía, viejas religiones y tradiciones.

En 1903 vuelve de nuevo a Rusia. Deambula por las calles de San Petersburgo siendo considerado como un adivino popular y empezó a albergar el objetivo de relacionarse con la familia real. La apariencia que pretendía darse era la de Jesús y de sanador mediante el rezo, razón por la cual y gracias a una amiga de la Zarina llamada Anna Virúboba, fue llamado en 1905 al palacio de los zares para curar la grave enfermedad de su hijo único Alexis Nikoláyevich que padecía de hemofilia.
El Zarevich efectivamente mejoró (algunos investigadores defienden que fue mediante hipnosis) y la familia Romanov, especialmente la Zarina Alejandra, cayó bajo la influencia de este controvertido personaje.

Muy atacado por cortesanos y nobles que se sintieron sobrepasados en sus intereses, los que estaban investidos de un inmenso poder, donde designó a muchos altos funcionarios del gobierno, aunque ninguno fue competente, los rumores que propagaron sirvieron de alimento para los revolucionarios. El Zar sólo le toleraba en la medida que la Zarina lo aceptara, aunque no había decisión del Zar que no pasara por la supervisión de él.

Durante la Primera Guerra Mundial fue acusado de ser un espía alemán y de influir políticamente en la zarina, que era de ascendencia alemana, en sus nombramientos ministeriales cuando el zar estuvo ausente por la guerra, hecho que fue desastroso para la permanencia del régimen zarista.
Considerado amigo íntimo del Zar Nicolás II y su "médico" personal ya que éste le proporcionaba una especie de "hipnosis curativa" y le ofrecía la seguridad que su sobreprotectora madre no podía ofrecerle, el futuro de la dinastía Románov estaba en sus manos, ya que si él no salvaba de la muerte al hemofílico heredero, la especulación sobre el niño quedaba abierta.

Gracias a esas aparentemente milagrosas curaciones la Zarina Alexandra confió ciegamente en el curandero, ya que las pruebas de sanación que le producía a su hijo eran inexplicables. Confió también en los vaticinios de monje sobre los destinos de la Santa Rusia, la cual veía Rasputín en sus visiones envuelta en una nube negra e inmersa en un profundo y doloroso mar de lágrimas. Rasputín llegó a tener tanto poder dentro del palacio de los zares que prácticamente no había decisión que no pasase por su juicio. La aristocracia rusa no veía con buenos ojos la presencia de aquel hijo de campesinos analfabetos en asuntos gubernamentales, sin embargo era tal la capacidad de convicción, y el terror que su firmeza ejercía sobre todo, que nada pudo detener su escalada dentro del poder del gobierno del Zar.

El Príncipe Félix Yusupov (que según se dice era un homosexual atraído por Rasputin) y el primo del zar, el Gran Duque Demetrio Románov decidieron finalmente asesinarle para acabar con su influencia sobre la princesa alemana. Investigaciones recientes, ofrecen la versión de que para el asesinato de Rasputín, se contó con la participación de los servicios secretos británicos, en donde un agente que residía por entonces en Petrogrado, llamado Oswald Rayner, bajo el mandato de otro agente, llamado John Scale, participó directamente en el asesinato de este personaje.

El príncipe Yusupov y un grupo de hombres habían preparado lo que sería la trampa para cazar a la bestia. En el sótano del palacio de Yusupov se disponía la mismísima tentación para un hombre de las características de Rasputín, una hermosa mujer. El príncipe Yusupov y Rasputín estaban sentados en aquel sótano lleno de manjares, con una decoración cuidada y con un hogar de leños crepitantes, los amigos del príncipe habían dispuesto todo al detalle y esperaban en el piso de arriba el desenlace ansiado. Rasputín había sido engañado, no se imaginaría nunca que aquella sería su noche final. Tanto la bebida como los bocadillos tenían la cantidad de cianuro necesaria como para matar a un batallón. Raputín y Yusupov hablaron animadamente durante bastante tiempo. Rasputín comentando sus triunfos respecto a todos los intentos de asesinato que había sufrido; el príncipe, tratando de equilibrar sus nervios, pues él estaba justo en eso de atentar contra la vida de su interlocutor en aquel momento, y parecía que aquel hombre sospechaba sus intenciones.
El tiempo corría y el hombre de confianza de los zares no probaba bocado de los tentadores dulces espolvoreados con veneno, ni bebía nada de todo lo que Yusupov le ofrecía.
Cuando los nervios de Yusupov estaban por quebrarse, Rasputín aceptó una copa de vino de Crimea y comenzó a devorar los dulces mientras dialogaba en un ambiente más relajado.
Yusupov, no podía creer lo que estaba viendo, el hombre aquel había ingerido la cantidad de veneno suficiente como para voltear a un regimiento, pero no le sucedía nada. Más tarde el invitado pidió beber Madera y se rehusó a que le cambiasen el vaso, y tampoco le pasó algo. Todo estaba pensado para que la presa no escapara del destino que Yusupov y sus hombres le habían trazado, según sus convicciones, por el bien del imperio, pero como no le resultaron ninguno de sus planes Yusupov tomó un arma y pidiendo al cielo fuerzas para terminar con la ejecución le disparó al corazón. Aquel terror humano caía sobre la alfombra de oso dispuesta junto al hogar. Al oír el estampido, los hombres de arriba, Purichkevich, el doctor Sukhotin y el gran conde Demetri Pavlovich, corrieron escaleras abajo, en el caos de la marcha chocaron con el príncipe que no salía de su desesperación y torpemente dejaron sin luz el sótano. Una vez restablecido el orden vieron al hombre y lo examinaron para corroborar su muerte, la bala le había atravesado el corazón,y lo creyeron muerto, pero no era así, y mientras preparaban el carruaje para trasladar el cuerpo, miran hacia el interior del lugar y ven a Rasputín levantándose y tratando de escapar por el patio, por lo cual le vuelven a disparar hasta que cayó a un montículo de nieve. Ahora restaba la segunda fase del plan: deshacerse del cuerpo. Tomaron el cuerpo “teóricamente” muerto y lo envolvieron para luego lanzarlo al río Neva. Finalmente, tras varios intentos previos de acabar con él, Rasputín murió 24 días antes de haber cumplido los 48 años de edad en Petrogrado el 29 de diciembre de 1916, por algo tan simple descubierto en la autopsia como es la Hipotermia.